Carolina Gru Quilici

Por fin me decido a publicar uno de los últimos trabajos de ilustración realizados para el texto de Oscar Wilde: "El cumleaños de la infanta".
Para estas ilustraciones he tomado como referencia dos ilustradores totalmente opuestos para intentar hacer una remezcla de sus estilos con un toque personal. Por un lado me he inspirado en los espeluznantes personajes de Benjamin Lacombe, con sus rostros pálidos,ovalados y sus grandes ojos expresivos , pero la técnica la he basado en la de Luis Scafati, totalmente contrario a la de Lacombe que pinta con óleo con un impresionante control del color y un acabado muy pulcro .
Scafati, en cambio, emplea la gama de blanco y negro, con manchas muy sueltas y salpicados expresivos.
Para ello he utilizado grafito, boligrafo, tinta china y retoque digital.
Espero que os guste el resultado.

"...La princesa paseaba en la terraza con sus compañeros y jugaba al escondite entre los jarrones de piedra y las viejas estatuas cubiertas de musgo. En los días ordinarios sólo se le permitía jugar con niños de su propia alcurnia, de manera que tenía que jugar sola; pero su cumpleaños formaba excepción, y el rey había ordenado que invitara a sus amistades preferidas para que jugaran con ella...

Desde una ventana del palacio los contemplaba melancólico el rey."

"... pero... no estaba solo ahora. En pie, bajo la sombra de la puerta, al extremo opuesto del salón, vio una figurilla que lo miraba. Le tembló el corazón, salió de sus labios un grito de alegría y se acercó al centro de la sala, iluminado por el sol. Al hacerlo, la figurilla se movió también, y pudo verla claramente...

...Cuando la verdad surgió en su cabeza, dio un grito loco de desesperación y cayó sollozante al suelo. Era él, pues, el deforme jorobado, horrible y grotesco. Él era el monstruo y de él se reían todos los niños, y la princesita que él creía que lo amaba... no había hecho otra cosa sino reírse de su fealdad y burlarse d sus miembros torcidos."

"-Tienes que bailar -le dijo-, petit monstre.Tienes que bailar. La infanta de España y de las Indias quiere divertirse.

Pero el enanito no se movió.

-Hay que llamar al azotador- dijo Don Pedro con fastidio, y se volvió a la terraza.

Pero el chambelán tomó aspecto grave y se arrodilló junto al Enano y le tocó el corazón. Después de breves momentos se encogió de hombros, se levantó, y , haciendo reverencia a la infanta le dijo:

-Mi bella princesa, vuestro divertido Enanito no volverá a bailar más. Es una lástima, porque es tan feo , que pudo haber hecho sonreir al rey.

-Pero ¿Por qué no ha de bailar más? - preguntó la infanta riendo.

-Porque se le ha roto el corazón - respondió el chambelán.

Y la infanta frunció el ceño, y sus fino labios de rosa se plagaron con desdén.

-En adelante, procura que los que vengan a jugar conmigo, no tengan corazón- exclamó.

Y salió corriendo hacia el jardín.